La enfermedad perenne que lo sofocaba en las noches,
y por el día lo confundía, lo mataba de a poco y sin prisas.
¿Qué ha de hacer un hombre ante la muerte?
¿A quien suplicas?
Pero había mas preguntas, lejanas a lo común.
No saber donde estas parado, te conduce a los pasajes màs oscuros.
Un hombre nada puede hacer, si lo que pierde es su alma.
Nada iba quedando, tras algunos segundos agonizando.
El aire tan denso que entraba en sus pulmones, una verdadera molestia.
Estar atado a una condición y a un mañana.
Tanto arriba como abajo se burlaban de aquel hombre,
perdido por las noches, trasnochado y confundido por el día.
Se perdía en largos tiempos y solo volvía cuando reconocía alguna voz.
Un hombre en el peor de los estados.
Un hombre que se enfrentaba a la vida, queriendo estar muerto.
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domingo, 11 de agosto de 2013
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