Mi imaginación destrozando todo.
La habitación que se queda pequeña.
La emoción del tesoro,
la acción privativa.
Juegos pervertidos,
risas divertidas,
sollozos de color.
Escudos invisibles,
como te defiendes de este mundo.
Justicia, en la reina ciega,
ciega es aquella emoción,
que en la oscuridad arrastra cuerpos.
Cierras los ojitos,
esperando que una lágrima no corra por tu mejilla.
Que no pregunten, el por que de la rojiza pigmentación de tus ojos.
Que no se ensañen en preguntar el por que tu voz suena tan ahogada.
Ahogando en el silencio, el sollozo, lágrimas que reprimes con fuerza.
Adiós
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