Me quedo callado,
ante el inmenso mar de tragedias.
No puede ser, una vez más en nada queda.
Miro el pasado y es tan presente.
El regalo de un segundo más,
es el suplicio de mi alma.
No me acostumbro a este mundo,
soy el que lleva la contra,
con la opinión segada.
Con la frase rota de siempre.
Con la sonrisa de ignorante.
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