Pobre de nuestro protagonista,
agobiado por la vida, de nuevo
llorando en su rincón.
Con las luces apagas,
con el desanimo a morir.
El miedo hace hueco en su
corazón dolido.
Mata sus sentimientos,
deseando no sentir nada ya
por nadie.
Pero pobre de él.
Nadie lo escucha,
el aire se lleva su lamentación.
Nadie lo ve,
deja secar sus lagrimas.
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