Sentado, tirando al polvo,
el abismo más grande,
lo que ha tenido que cruzar.
Y solo la respuesta vale la vida.
Solo sirve para estar debajo de las rocas,
mostrando así que de nada vale.
Conversaciones mentales,
y nada más.
Nadie más.
Conocer el mundo no es alegría,
es patético.
No se puede hacer mucho y de nada vale.
Cuando te dicen la verdad,
solo mienten de a poco.
La ética olvidado en la nueva moral.
Sentirse así, no es bueno,
no es lo mejor, no es lo peor.
Es nada.
Suficientemente grande,
como para caer.
Bendito en antaño,
malgastado el futuro.
Los roces de la piel,
bajo escamas de mentiras,
caderas que un va y viene,
tus ojos hipnotizan.
Noche oscura que con su luz,
te abriga.
Y solo la pregunta ya se olvido.
Como ha de gritar por dentro,
si los oídos no fueran sordos.
La apariencia no siempre es sincera,
ni el corazón es puro.
Amargo es deseo, como lo es la
noche en abandono.
Se levanta y solo ve mensajes en el aire,
nada para él.
Y así escribió en tercera persona.
Sin saber a donde ir,
y mucho que hará cuando llegue allí.
Sigue un rumbo olvidado.
Dejando atrás el futuro,
ciego ante el presente.
Enmudece sus preguntas,
pues ya no quiere saber,
su deleite, el más grande,
ahora solo es engaño.
Más no maldice, esto es,
todo para él.
Se presenta como nadie,
y se va.
Entreteje una historia, una historia
que no esta en sus manos.
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